El 17 de agosto de 2021 falleció en Pamplona a los 78 años, Isabel García-Jalón Lama. Licenciada en Farmacia por la Universidad Complutense de Madrid (1967) y doctora por la de Navarra (1971), fue profesora de la Universidad de Navarra desde el año 1989 hasta 2013 -año de su jubilación-, dedicando la mayor parte de su actividad docente e investigadora a la Nutrición Humana y Dietética.
Desde los inicios de su trayectoria profesional, Isabel García-Jalón se centró en la Microbiología aplicada a la alimentación y la seguridad alimentaria, lo que le llevó a contribuir decididamente por la existencia y el reconocimiento de los estudios de Nutrición Humana y Dietética. El mismo año de su llegada a la Universidad, se implantó la Diplomatura, un título propio del que Isabel García-Jalón fue la responsable y que más tarde, en 1998, se convirtió en el primero en España en ser reconocido como oficial. Para lograrlo, los esfuerzos de esta pionera se centraron en encontrar profesorado adecuado para algunas de las materias con nivel investigador científico y experiencia profesional, así como establecer contacto con universidades y centros de formación superior europeos y americanos con los que iniciar estancias tuteladas y convalidaciones de estudios. “Sacar adelante ese proyecto fue la gran tarea que a lo largo de los años persiguió con ahínco y entusiasmo, como un encargo precioso, y pudo culminar con un esfuerzo continuo que apenas se percibía desde fuera”, recuerda la profesora Mercedes Muñoz Hornillos, con la que compartió esos esfuerzos. Mercedes Muñoz destaca de ella “una gran vocación profesional que unía la pasión por la investigación y la enseñanza, así como una serena apertura hacia lo que de reto y novedoso podía traerle la aventura de la vida. La recuerdo ordenada y eficaz, sabiendo combinar los distintos quehaceres de cada situación.”
La profesora García-Jalón tuvo siempre especial preocupación por atender a los doctorandos y primeros profesores que salían de las aulas de la Diplomatura y el Grado de Nutrición. “Le alegraba -era un gran orgullo para ella- verlos desenvolverse y practicar una docencia para la que estaban especialmente capacitados”, señala Mercedes Muñoz. “También en el asesoramiento, llevado con constancia a lo largo de los cursos, sabía transmitir a cada persona el esfuerzo por la formación integral y la exigencia en el estudio de quien entiende que la sociedad les pedirá ser pioneros en su ámbito científico y profesional”. Muchos discípulos la reconocen como una gran profesional y una excelente persona. Descanse en paz.